miércoles, 10 de diciembre de 2014

LA HIENA Y LA LEONA



Un día, una hiena, como de costumbre salía a pasear buscando a su amiga la leona la cual siempre tenía comida, pero cierto día, la leona cayó enferma y no pudo salir de cacería entonces, dijo la hiena; no te preocupes hoy saldré yo.  Pero la hiena no sabía cazar, pues siempre comía  de lo que conseguía la leona, no pudo conseguir nada y ese día pasaron mucha hambre.

Moraleja:  
"No dejes que los demás hagan todo por ti, pues el día que ellos falten no sabrás como hacerlo."




Marco Antonio Manjarrez Oseguera

EL OSO Y LOS CONEJOS



Una mañana muy soleada en un bosque lleno de grandes y frondosos árboles, dos conejos amigos jugaban y comían hierbas frescas.
Al llegar a un rio los dos amigos se quedaron observando los salmones que nadaban en el agua y seguían con sus juegos. De repente escucharon un ruido pero por sus juegos no prestaron atención. Unos minutos después vieron un enorme oso tan grande como un elefante que solía alimentarse en esa parte del rio y se dirigía a donde ellos estaban. Los dos amigos se asustaron al ver aquel enorme animal y se echaron correr, el más pequeño en su carrera se cayó en un pozo mientras que su amigo se perdió en el bosque. El pequeño conejo por más intentos que hizo no logro salir de aquel pozo.
Cuando el oso casi llegaba al pozo el cansado animal pensó en hacerse el muerto, el oso al llegar se le acercó a la cabeza y entre rugidos le dijo, “un amigo jamás te abandona”




                                                                          Camilo Solórzano Solórzano 

El Ratón Valiente


Una vez un león iba caminando por la selva, con su bello y esponjado pelaje que todos los  animales le admiraban. Un día un ratón lo miro y asombrado por su magnífica corona se dijo así mismo:“seré amigo del león”. Entonces el ratón se decidió ir a la cueva del león pero este estaba dormido, en eso el ratón entró y lo observó. Cuando el león se despertó lo miro muy enfurecido.
-¿Qué estás haciendo aquí?- Rugiendo ferozmente exclamó el león, lo tomó en sus grandes y filosas garras y el ratón muy tranquilo y con gran valentía le respondió: “sólo quiero que seamos amigos”.
El león muy sonriente de la tontería que le dijo el ratón lo soltó y le dijo: - “¿Cómo un león puede ser amigo de un ratón?”. “Pues muy fácil”, dijo el ratón, “sólo está en que tú quieras serlo”. El león se quedó pensativo el resto del día por las palabras que le dijo el pequeño ratón.
Después de unas semanas se volvieron a encontrar y el león lleno de alegría al mirar al pequeño ratoncillo le dijo: “Sabes, creo que sí podemos ser amigos”.
“EL QUERER ES PODER”
                                                                                                                           Mario Solorio Godínez

LA GAVIOTA Y EL GALLO



 Había una vez una bella y majestuosa, pero muy astuta gaviota, cierto  día la gaviota decidió enamorar a un gallo, pues se decía que el gallo jugaba con todas las gallinas del gallinero. Al ver el gallo a la gaviota tan bellísima con unas plumas blancas y muy hermosas como el cielo primaveral, le pregunto:

Y usted ¿de dónde viene? Yo nunca la había mirado por estos  rumbos.
El gallo como de costumbre pensó en engatusar a la gaviota y comenzó a enamorarla, pero al final el gallo terminó enamorándose de la gaviota y el ave astuta, no desaprovecho ningún momento  para hacer del  gallo  su  sirviente.

Al final la gaviota le reveló su plan al gallo que se quedó muy triste y desconsolado y  después la gallina que era la esposa del gallo se dio cuenta de todo lo que estaba sucediendo y lo echó fuera del gallinero para que ya no la siguiera engañando y lo corrió dejándolo solo y humillado.  

 MORALEJA:
Valora lo que tienes porque lo puedes perder todo.

                                                                                                                                                Carlos Gaytán



Un chihuahua despreciable

   Una vez en una gran ciudad habitaba una familia de chihuahuas en la cual había un cachorro que era muy exigente con sus padres y enojón.

   Cuando el cachorro necesitaba algo su mamá trataba de complacerlo lo mejor posible pero este siempre se enojaba y hasta regañaba a su madre. Los vecinos que siempre oían esto comenzaron a contarlo todo a los demás y pronto el vecindario entero ya se había dado cuenta. Todos los días era lo mismo y pronto se hartaron de él.

   Cierto día el cachorro iba llegando del parque a su casa y se dio cuenta de que su familia no estaba, en su desesperación comenzó a buscarlos por todos lados y hasta en la calle, pero su esfuerzo fue en vano ya que no los encontró.

   Cuando llegó nuevamente a su vecindario vio a don José el vecino y le dijo – dígame dónde está mi familia – y don José más de fuerza que de gana le contestó – yo solo vi que salieron muy a prisa – entonces el cachorro se dio cuenta de que lo habían abandonado y sin importarle mucho comenzó a buscar quién lo cuidara pero por sus actitudes nadie lo quiso acoger.



Sergio Alejandro Oseguera Díaz

LA VACA Y LA YEGUA

     Un día, una vaca, muy gorda, junto a su manada fue a comer pasto por las verdes praderas del campo. De pronto, se encontró con un guarda-ganado difícil de cruzar y muy largo; estos siempre habían sido su mayor miedo.

     Su amiga, la yegua, al ver que todas las vacas excepto ella pasaron por el guarda-ganado, se dirigió hacia ella y le dijo: !Oye!, si no lo intentas, nunca lo vencerás tu miedo, no seas como otros animales que no intentan, !Ve y cruza!.

     La vaca, dudosa, lo hizo. cuando cruzó se sintió satisfecha consigo misma. Le dijo la yegua: "no hay peor lucha que la que no se hace"

     Moraleja: "Si intentas hacer lo que te parezca difícil, te sentirás satisfecho al lograrlo"

         Luis Alfonso Delgado Gálvez

El mono narigudo

El mono narigudo

Había una vez en un gran y denso bosque un mono narigudo, quien se daba la fama de conocer todo, desde el por qué llovía, hasta los caminos del bosque  entero. Cierto día mientras caminaba por el bosque se dio cuenta de que nadie le prestaba atención y no sabía por qué, así que al encontrarse a una ardilla intento impresionarla con una historia de sus conocimientos pero la ardilla le dijo:
-         " Tus historias no me asombran, pues ya todos sabemos que solo hablas, pero nunca hemos mirado que realices algo de lo que dices que sabes".
A lo que el mono respondió:
-          "Pero si yo lo sé todo. ¿Para qué hacerlo?, además ¿ahora con que se entretienen los animales del bosque?"
La ardilla contesto:
-         " Hay alguien que hace todo lo que tú dices, pero no lo presume, no como tú, que has vivido siempre bajo tus mentiras y descansando sin hacer nada".

El mono muy triste, pero a la vez enojado, se volvió a recostar en su cama de hojas en vez de ponerse a trabajar.

Moraleja:
No se consigue mucha fama con mucha palabrería.



                                                                                 Arnoldo Aarón Aguilar Rodríguez