Una vez un león iba caminando
por la selva, con su bello y esponjado pelaje que todos los animales le admiraban. Un día un ratón lo miro
y asombrado por su magnífica corona se dijo así mismo:“seré amigo del león”.
Entonces el ratón se decidió ir a la cueva del león pero este estaba
dormido, en eso el ratón entró y lo observó. Cuando el león se despertó lo miro
muy enfurecido.
-¿Qué estás haciendo aquí?- Rugiendo
ferozmente exclamó el león, lo tomó en sus grandes y filosas garras y el ratón
muy tranquilo y con gran valentía le respondió: “sólo quiero que seamos amigos”.
El león muy sonriente de la tontería
que le dijo el ratón lo soltó y le dijo: - “¿Cómo un león puede ser amigo de un
ratón?”. “Pues muy fácil”, dijo el ratón, “sólo está en que tú quieras serlo”. El león se quedó pensativo el resto del día por las palabras que le dijo el
pequeño ratón.
Después de unas semanas se
volvieron a encontrar y el león lleno de alegría al mirar al pequeño ratoncillo
le dijo: “Sabes, creo que sí podemos ser amigos”.
“EL
QUERER ES PODER”
Mario
Solorio Godínez
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