Hace muchos años las ranas
brasileñas eran los animales más nobles e inofensivos de la selva, todos los
animales eran conscientes de eso, por ello mismo les gustaba molestar a las pequeñas.
Así siguió pasando por mucho
tiempo hasta que un día molestas ya las ranas por tantas burlas y
discriminaciones decidieron juntarse para platicar sobre el asunto. Varias horas
estuvieron discutiendo para encontrar una solución.
Finalmente llegaron a un acuerdo
para vengarse de todo aquel que siguiera molestándolas. Acordaron jamás volver
a ser buenas o inofensivas con ningún otro animal que no fuera de su propia
raza. Pensaron muchas formas de venganza hasta que algunas dijeron: -sabemos
que somos inmunes al veneno de varios animales ya que muchos años hemos sido
atacadas por éstos, así que podemos ponernos veneno por todo el cuerpo y así si
nos quieren tocar para hacernos algo quedarán envenenados-. Sí –gritaron todas-
lo haremos. Pero en pleno festejo tomó la palabra una de ellas y dijo: -oigan y,
¿si llamamos su atención para que fácilmente nos vean y quieran tocarnos para deshacernos
de ellos más rápido?- todas se pusieron mucho más contentas y decidieron que lo
harían, luego añadió la misma rana: - para eso nos pintaremos de muchos colores
muy llamativos y listo venganza segura-.
Al siguiente día comenzaron con
el plan. Tomaron la decisión de dividirse en dos grupos, uno conseguiría el
veneno y otro la pintura. Así se pusieron en marcha.
Las ranas encargadas del veneno
recolectaron la ponzoña de los animales más venenosos de la selva y las
encargadas de la pintura cortaron las flores con los colores más encendidos y
hermosos que encontraron.
Después de un par de días se
reunieron ambos grupos. Vaciaron el veneno en diferentes recipientes y con las
flores hicieron tintas de varios colores dando como resultado la pintura mortal
con la que después todas se pintaron.
Así salieron a pasear por la
selva y por cualquier lugar que iban se hacían notar por la pintura tan
llamativa entonces los animales se dirigían hacia ellas para molestar pero en
cuanto las tocaban quedaban envenenados.
Desde entonces ningún animal desea
molestar a las pequeñas ya que si lo hacen corren el riesgo de morir en el
intento.
Así que si ves a una de estas pequeñas
no te engañes por su tamaño o su llamativo color porque el resultado puede ser
mortal, mejor aléjate y no las molestes.
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